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FRECUENCIA ORIGINAL CONSCIENCIA PLANETARIA

Esta frecuencia original nace con dos propósitos de sanación, el primero es el de ayudar a las personas a reconciliarse con la energía beneficiosa de nuestro amado planeta y el segundo es ayudar a las personas a sanar las heridas que crean desunión y conflictos en la humanidad por las diferencias raciales, culturales, religiosas y políticas.




El primer propósito de la frecuencia original planetaria fomentar el enraizamiento con las diferentes capas o rejillas energéticas de alta vibración del planeta. Es importante que cada persona, durante su proceso de ascensión vibracional individual, reconozca la necesidad de integrar y fusionar sus campos energéticos con la energía de alta vibración saludable que emana de los campos del interior del planeta, este proceso se le conoce como enraizamiento. Por lo general muchas personas encuentran una gran dificultad en mantener sus campos conectados de forma permanente con los campos del planeta, por lo que muy a menudo tienen la necesidad de hacer ejercicios de meditación y visualización para enraizarse.


Cuando no consigues mantenerte enraizado, puedes experimentar diferentes desequilibrios energéticos, mentales, emocionales y físicos. A nivel energéticos hay una tendencia a ser una esponja que absorbe energías de baja vibración del entorno, esto puede crearte caos y confusión interior. A nivel mental eres más propenso a estar por las nubes, disperso, con dificultad para concentrarte y materializar tus ideas. A nivel emocional puedes experimentar altibajos y más cambios de humor repentinos de lo normal. A nivel físico, puedes experimentar falta de vitalidad y una sensación de cansancio crónico.


Esta frecuencia puede ayudarte de manera gradual a:


  • Traer energía de fuerza vital, regeneración e iluminación del planeta al cuerpo físico, fomentando la sanación del cuerpo físico. Gradualmente ayuda a que el cuerpo físico se reconecte con las leyes y los principios de la naturaleza y la vida.


  • Fortalece la salud del cuerpo, al equilibrar la energía de los elementos, de agua, tierra, fuego y aire que forman parte de ti.

  • Fomenta un estado de armonia, al ayudar a que tu vibración se ajuste a los cambios estacionales, ya que en muchos casos tenemos dificultad para adaptarnos de forma gradual al cambio energético que está viviendo el planeta al comenzar cada estación y esto puede producir diferentes desequilibrios. Al mejorar tu conexión con la energía de cada estación, primavera, verano, otoño e invierno, tu cuerpo se adapta de manera armoniosa a cada cambio estacional.

  • Mejorar la comunicación con el alma de la madre Tierra. Pueden existir bloqueos enérgicos en tu interior debido a los actos irresponsables que has podido ocasionar al planeta, esto se conoce como karma planetario. Cuando te reconcilias con la madre tierra los bloqueos se disuelven y esto te permite mantenerte enraizado en su energía con mayor facilidad.

  • Rescatar los fragmentos del alma que se han quedado atrapados, perdidos y fragmentados en los diferentes lugares del planeta. Debido a experiencias traumáticas y doloras que el alma ha experimentado a lo largo de sus vidas pasadas, pueden faltarte partes de tu alma que estén atrapadas en las diferentes capas y lugares del planeta y al no tener esa energía dentro de ti, te sientes incompleto de alguna forma.

  • A nivel físico te puede aportar fuerza y vitalidad, además de mejorar tu ritmo cardiaco, al sintonizarte con el latido del corazón del planeta.

  • Cuando nos sintonizamos con la energía del planeta, también podemos alcanzar un estado de mayor claridad y equilibrio mental.

  • A nivel Emocional, te ayudara a alcanzar un estado de relajación y armonía de manera más constante, siendo más difícil que entres en un estado de nerviosismo o stress.

  • Fortalece tu canal y estructura energetica, a favorecer el alineamiento axiotonal con los meridianos, las líneas ley y la rejilla energetica del planeta.



En relación con el segundo propósito, como podemos observar hoy en día todavía hay mucha intolerancia, violencia, maldad, crueldad entre las personas, que en algunos casos la historia hace un fiel reflejo de ello a través de las guerras mundiales, el terrorismo y otros acontecimientos devastadores como las bombas nucleares. La pregunta que nos podemos hacer es porque existe esta lucha y conflictos en la humanidad y cuando empezaron. El deseo de poder, de avaricia, de ambición y de reconocimiento son los pilares que han conducido a la humanidad un desmesurado afán de querer controlar y ser superior al otro, podríamos ver esto como en el nacimiento del caos que hoy en día experimenta la humanidad. En este punto una buena pregunta que te puedes hacer ¿Que esconde este deseo de superioridad entre las personas?


Existen heridas muy profundas de dolor, que llevan a las personas a experimentar un profundo sentimiento de resentimiento y odio hacia otras personas, y la verdad que, en muchos casos, no tiene mucho sentido común. Que alguien crea que es mejor o peor que otra persona, simplemente porque es de otro país, tiene otra raza o cultura, practica otra religión o cree en otra Ideología política. Muchas de estas heridas las asumimos como propias desde nuestra infancia, y pasan a ser parte de nuestra identidad cuando somos adultos, creando un sentimiento de una falsa autovalia por el simplemente hecho de creer que somos mejores que otras personas. En verdad no son heridas nuestras, son heridas de la humanidad, que provienen de conflictos que ocurrieron cientos de años atrás, y que todavía hoy en día siguen sin ser resueltos completamente.


Por otro lado, nos enseñan culturalmente a amar el lugar de donde nacimos y nuestras raíces, lo cual es algo positivo, pero cuando este sentimiento de patriotismo o nacionalismo se convierte en fanatismo y algo extremista deja de ser positivo, y hace que entre las personas se genere una lucha y competición que solo contribuye a crear más separación entre las personas, alejándonos de tratarnos los unos a los otros con la suficiente humanidad. En verdad no hay país, raza, cultura, religión, o persona mejor ni peor, es solo una ilusión que hemos creado los seres humanos.


Cada vez que alguien decide no juzgar o atacar a otra persona por alguno de estos motivos a pesar de que así fuimos educados, vamos gradualmente sanando estas heridas colectivas de la humanidad, y con ese fin nace esta frecuencia de ayudar a desprogramar de la mente subconsciente las creencias y del cuerpo dolor las emociones que crean separación entre las personas al juzgarnos los unos a los otros por todas las diferencias raciales, religiosas, culturales y políticas.


Según va sanándose este dolor en el interior de cada persona, el inconsciente colectivo y el cuerpo dolor de la humanidad puede permitirse el nacimiento de nuevas ideas y sentimientos de aceptación, tolerancia y respeto entre las personas, y por eso es de vital importancia reconocer, que el esfuerzo individual de cada persona es lo que permite que estas heridas sociales puedan ser sanadas para construir un mundo donde podamos aprender a valorar nuestras diferencias y apreciar que como seres humanos todos juntos formamos una gran familia.



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